Siempre es posible
reinventarse.
Nada obliga seguir anclando
el vivir en aquello que insatisface o decae.
Basta mirarse en el propio
espejo de la mente, y dar alas nuevas a ideas y proyectos.
Es posible que sea un pálpito
intuitivo, el que nos haga tomar en cuenta la pulsión nueva.
Podemos hacer ensayos para
nuevos pasos.
Dejar huellas a caminos
abandonados y retomarlas, cuando nos despierten interés.
Seremos renovación y cambio.
No hay mejor pasados ni
futuros vivibles. Sólo un presente especulado a cada instante.
La herida duele, más por lo
que genera de frustrada lesión que por si misma.
Reconocer que nos expusimos,
no debe llevarnos a golpear y lacerar nuestro pecho, tratándonos mal.
Quisimos algo que ha
caducado.
¡A delante! Mientras podamos.
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